lunes, 5 de mayo de 2014

¡Cuidado con la nena! Las galletas.

A Karen le encantaron mis galletas de chocolate con trocitos. Fue un placer verla triturar hasta la última miga con sus paletas de Oryctolagus cuniculus (conejo wikipédico). Tan linda ella, tan ricas mis galletas. Al principio desconfió un poco, pero le insistí con mi sonrisa más dulce:
  —Dale, quiero ser tu amiga y perdoname si alguna vez te ofendí o te dije algo que no te gustó —por dentro era fuego lo que surgía mientras recitaba el mantra del perdón.
  —Bueno, te perdono, pero no vuelvas a decir mentiras o nadie te querrá, hay chicos que te tienen miedo. Dami, por ejemplo, me dijo el otro día que en su casa le explicaron que sos peligrosa y su mamá le pidió que no se te acerque.
  —¿Qué decís, boluda? —dije sintiendo cómo la sangre se me agolpaba en la cara, transformándome en una antorcha humana.
  —Sí, todo el mundo se enteró de lo que me hiciste.
  —¿Y cómo se enteraron? ¿No será que vos estás hablando de más por ahí? —A esa altura ya tenía la sangre agolpada en las puntas de los dedos y mi cabeza pedía cachetazo a su alteza real.
  —¿Yo? Ehh... no, no hace falta... se sabe y punto —dijo sacudiéndose la melenita de oro, la asquerosa.
Tenía que conservar la calma, al fin y al cabo la victoria secreta era que seguía masticando placenteramente mis galletas artesanales. Con un poco de suerte le saldrían bigotes y pelos, y con un poco de menos suerte, se cagaría durante días. ¿Qué mejor venganza que esa?: La de imaginarla perdiendo la compostura, sentada en el inodoro con la ropa interior hecha un harapo a la altura de los tobillos y envuelta en un halo, pero no el que la rodeaba ahora de adoración y admiración de todos los bobos de la clase, sino un halo de olor a caca.
Le sonreí y me alejé saltando la soga y cantando por el patio soleado. Todavía me quedaba una semana para ir a ver al pelado, tenía que intentar cambiar mi imagen para que me dejara marchar de su consulta para siempre y para que me levantaran el castigo de tres-sin (sintelesincallesincompu).
El fin de semana teníamos una gran fiesta y el castigo quedaría momentáneamente interrumpido. Mi abuelo se casaba o se juntaba por tercera vez. La última novia que tuvo no quería compartir casa, así que la mandó de paseo, parece ser que el problema que ella argumentaba era que ambos querían manejar el control remoto de la tele, el abuelo quería ver el fútbol y su novia cualquier novela o reality show en el que no hubiera pelotas, pero sí que se despelotaran. Resultó una novia demasiado ardiente y de carácter fuerte, cosa que abuelito, que es italiano de la parte de abajo, no pudo tolerar. Cuando digo de la parte de abajo me refiero al mapa de Italia y no, por supuesto, a que mi abuelo se divida en dos mitades o hemisferios procedentes de diferentes idems. El tema es que a mí me caía muy bien la novia que tenía  antes, porque era un cuaternario más joven que él y tenía la re pila, pero no pudo ser. Se fue y rápidamente abuelito conoció a otra mina, porque no vayan a pensar que se quedó mirando fútbol en casa. En el momento que volvió a su soltería, comenzó a rondar por todos los bailes, perfumado y seductor, hasta que pescó a esta abuela nueva; aunque lo de nueva es un decir porque Lolita tiene entre 27.375 y 29.000 días, digamos que es un estreno en mi vida pero no un estreno propiamente dicho. Mi familia está un poco cansada de las andanzas románticas de abuelito, en cambio a mí me encanta, porque cada nueva novia o pareja que él presenta en sociedad me quiere seducir y para ello me invitan a diversas excursiones. Un día fuimos al Tigre con la novia pila y lo pasamos súper bien hasta que se vino la hecatombe, si no tienen apuro les cuento; yo debería estudiar para la prueba de mañana, pero puedo tomarme un rato de descanso, así que les cebo unos mates y les explico.

4 comentarios:

  1. Vaya vaya con el abuelo!

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  2. ¿Sabes? He intentado contar mi edad en días, como la nena, y me salen unos 16.800... ¡soy un pendejo, che!
    Bueno, dale, ceba los mates y síguenos contando... :)

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